miércoles, noviembre 28, 2007

Esa vieja costumbre de sentir...

Yo recuerdo que allá por mi primer año de secundaria tuve un profesor de español que llegó a la clase con todo tipo de ejercicios relacionados con poesía.
-¡Que aburrido!- pensábamos muchos,
Declamábamos, leíamos, escribíamos poesía.
-¿Para qué?- algunos insistíamos y otros mas eran indiferentes.
Ahí en esa aula conocí a Kafka, Benedetti, Sabines, entre otros. Pasé con 9 la primera unidad, la verdad no me importaba mucho y al final del año escolar logré milagrosamente un 6 de promedio general.

Esto viene en parte porque tiempo después comprendí todo lo estúpido que me comporté, pudo ser la edad, pudo ser mi apatía, mi flojera, cualquier cosa, pero bueno, pasó, y aunque en su momento no lo hice, ahora mismo le agradezco a aquel profesor que me presentara esta vieja manera de sentir, que sin embargo es lo mas importante que puede tener un ser humano. Si por casualidad lee esto le digo: “Creame, lo que me enseñó no fue en vano”

A últimas fechas he vuelto a leer poesía, por azares del destino o por simple nostalgia, pero lo he hecho, adoro la poesía, no son solo letras, palabras raras, ni “cosas que no sirven en la vida real”.

por naturaleza humana hacemos poesía, la creamos porque tenemos la necesidad, porque tenemos emociones, y no bastará jamás un manual de cómo construir una poesía gramaticalmente correcta, pues lo que importa será lo que en unas líneas damos a conocer, como resultado de los sentimientos y estados de ánimo.



Por eso el motivo de la entrada, porque ahora sé que si en el mundo hubieran mas profesores como el que me tocó, como Mr. Keating de Dead Poets Society, no habría tantas personas que perderían ese grado de humanidad, ese sentimiento, y por ende, las guerras, la corrupción, la discriminación y tantos problemas sociales serían menos en este mundo que se esta olvidando simplemente de esa vieja costumbre de sentir…

“que el diccionario.. detenga las balas” –Joaquín Sabina


“No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tú puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes. Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas....
Vive con intensidad tu vida y no dejes nunca de soñar...”



CARPE DIEM

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