Cuando una persona se enamora, su cuerpo, mente y emociones se ven arrastrados por un torrente de sustancias hormonales que inundan su organismo, elevando su ánimo a alturas de vértigo y llevándole a estados de exaltación, aunque alejándole a menudo de la realidad. Últimos hallazgos sobre la “química de la pasión”.
“Amor que enloquece, que asfixia, que duele, que hiere y desgarra el cuerpo y el alma. Amor que no tienes ni sexo ni muerte, amor que mata, amor que se mete profundo en la mente, que quita la calma, la risa y el habla...”
La letra de la canción “Amor que mata”, del famoso cantante y compositor salvadoreño Alvaro Torres, que actualmente reside en Miami (EU), refleja la vertiginosa y a veces contradictoria mezcla de sentimientos que despiertan en las parejas el amor y la pasión.
Un verdadero estado de locura pasajera que impulsa a actos a veces desesperados, como el del artista Jean-Luc Duez, que inspirado por el abandono de su novia y enfebrecido por el virus del amor pintó en los muros y paredes de París cientos de letreros con la declaració "te amo" a lo largo de su ruta diaria y en los lugares que frecuentaba.
El enamorado artista, que llenó de frases románticas el paisaje de la “Ciudad Luz”, declaró que tomó su pictórica iniciativa dado que el envío de flores y cartas no lograron el regreso de la mujer amada, y porque “antes de ella, no había nada; después de ella, no había espacio para nada más".
¿Qué puede llevar a una persona a experimentar tales sentimientos y cometer tales locuras, en nombre del “amor de su vida”? ¿Porqué se produce tan desconcertante transformación?
Para un equipo de investigadores de la Universidad de Rutgers, de Nueva Jersey, Estados Unidos, la base química del amor, que nos lleva a experimentar desde palpitaciones en el corazón y mejillas sonrosadas hasta una considerable pérdida de sentido de la realidad, se encuentra en nuestra esta masa encefálica.
Estudiaron los cerebros de 17 mujeres y hombres que atravesaban los primeros días de una relación amorosa, mostrándole fotografías de los "seres amados" a cada uno de ellas y ellos.
¿Asunto del corazón o del cerebro?
Se descubrió que los sentimientos de amor están relacionados con una intensa actividad en el núcleo caudado derecho, y en el ventral tegmental, que tiene altos niveles de dopamina, un compuesto que produce sentimientos de satisfacción y placer, y en niveles elevados aumenta la energía y la motivación.
El estudio mostró que los cerebros femeninos evidencian respuestas más emocionales, y que los masculinos muestran actividades en áreas relacionadas con la excitación sexual.
Para el experto en el cerebro Gareth Leng de la Universidad de Edimburgo, en el Reino Unido, es la hormona oxitocina -y no el mitológico dios Cupido- la que ayuda establecer lazos permanentes entre los amantes después de la primera oleada de emoción.
El doctor Leng señala que la oxitocina –que ayuda a afianzar el vínculo entre una madre y su bebé, y se produce tanto durante un parto como en el orgasmo- actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de circuitos cerebrales.
Funciona como un "interruptor central" en el cerebro, que abre nuevos patrones de interacción entre las células nerviosas.
Al explicar porqué “algunos cerebros no se enamoran”, y sus propietarios son aficionados al principio de una relación pero detractores de las "de larga duración", señala que quienes tienen menos receptores cerebrales para recibir la oxitocina pueden tener dificultades al establecer lazos permanentes con su pareja.
Otro trabajo reciente de científicos de la Universidad de Pisa, en Italia, con 12 hombres y 12 mujeres que se habían enamorado seis meses atrás, mostró que los hombres tenían niveles de testosterona más bajos que los normales y que las mujeres tenían esos niveles más altos.
"Ellas y ellos se volvieron más semejantes entre sí, como si la Naturaleza quisiera eliminar la diferencia entre hombres y mujeres porque en esa fase es más importante la supervivencia", explicó Donatella Marazziti, de la Universidad de Pisa.
Las conclusiones del estudio de Pisa se publican al mismo tiempo que otra investigación del University College de Londres, según la cual amor puede afectar los circuitos cerebrales que normalmente están asociados al sentido crítico, los cuales se adormecen cuando estamos enamorados. Eso explicaría porqué mucha gente parece no darse cuenta de las faltas y defectos de sus parejas.
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